Neno

Esta obra representa un nuevo paso por la senda de la poesía emprendida por el autor, camino de una realidad distinta, pero no distante. La división de la obra en dos núcleos temáticos hay que interpretarla como un intento por enfrentarse a la realidad en toda su radicalidad.
El título elegido para la primera parte, “berdaz y velleza”, describe bien el alma de su poesía; en ella lo cotidiano, en su aparente insignificancia, se eleva hasta alcanzar la categoría de la trascendencia en sus dos atributos básicos: verdad y belleza. En esta conjunción, expresada siempre con originalidad e inmediatez, se encuentra una de las claves del libro.
La segunda parte de la obra es complementaria con la primera; el mismo título, “juego e iconoclastia”, revela un intento por liberar el lenguaje de las múltiples ataduras que tanto la gramática como la ortografía han tejido a su alrededor: hay una ruptura de los cauces habituales para ganar en frescura, expresividad y proximidad.