El fin de los tiempos no es el fin del mundo… ¿qué dicen las Escrituras?
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Siempre he tenido la inquietud de plantearme la vida en la Tierra como un proyecto común de la humanidad. Todos hemos tenido un mismo origen, viajamos en la misma nave, que tiene varios destinos, y cualquiera de ellos está al alcance de todos los pasajeros. Por eso he sentido la necesidad de conocer lo que nos han transmitido sobre dicho proyecto las diferentes culturas de todos los pueblos. Soy cristiana y estoy convencida de que Dios ama a todos los hombres, a todos los seres vivos que creó; por eso busqué en los mensajes que habían recibido de Él los demás pueblos, descubriendo el inmenso amor que tiene a todas sus criaturas, por lo que no va a permitir que nadie destruya su obra por mucho que lo intenten.
El deterioro ambiental y humano que sufre el planeta no es castigo de Dios, como afirman algunos, sino consecuencia de los desequilibrios ecológicos y sociales que genera nuestro consumismo exagerado. Científicos y humanistas nos advierten continuamente de que vamos hacia una situación irreversible. Tenemos que cambiar de actitud para legar un futuro esperanzador a nuestros hijos, y el Creador está dispuesto a ayudarnos. Tanto, que cuando nos acerquemos al punto de no-retorno parará a quienes sigan atentando contra la vida de la Tierra. Ha comunicado a muchos pueblos que castigará duramente a todos los abusadores; pero también que después habrá una gran época de paz, justicia, prosperidad y alegría para todos los que decididamente se pongan a trabajar junto a los que aman y respetan Su Creación.
ISBN: 978-84-8198-425-5
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