Desde su adolescencia, hasta el día de hoy, la trayectoria personal de Patxi Urzáiz Zabala ha estado marcada por una constante: la inquietud. Esto, y el deseo de buscarse, junto con el afán de superación, han sido los motores que han condicionado su vida. Múltiples han sido sus puntos de encuentro con las más variadas formas de entender la vida. Desde el exilio que la dictadura franquista le impuso, pasando por las más diversas facetas profesionales y artísticas (docente, cantante, buzo y marino) la vida para él ha sido, y continúa siendo, un constante vagar por las más dispares ocupaciones, trabajos y pasiones que han contribuido a enriquecer su personalidad. A día de hoy, Patxi comparte la pasión griega y el amor por el mar y la navegación, con la escritura, la poesía y la música. Su filosofía de vida se basa en que la persona no puede, no debe limitarse. El buscar sin cesar los límites, el conseguir que estos no mutilen la personalidad y hagan desaparecer la creatividad bajo el peso de la rutina y el conformismo, es algo que le ha llevado a fajarse con las contingencias que nuestro tiempo impone y a su evolución actual. Hoy, poesía, mar y música forman un tríptico que guían y condicionan, de manera intensa y apasionada, su caminar por la vida.