El interlocutor inexistente

Desde la que considera su última etapa vital, el autor escribe con ánimo de no olvidar, y también de exponer sus ideas y valores en relación con algunos temas de actualidad, y otros que, sin pretensión alguna, tienen un carácter más atemporal. Esta obra no es una autobiografía, ni una novela, ni un ensayo, son solo unas pocas páginas difíciles de catalogar, escritas con cierto dolor, sinceridad y desenfado, sin ninguna inhibición, con las que no se ha pretendido nunca herir sensibilidades. También es una vía de escape y un medio para compartir contigo, querido lector, las inquietudes de su autor y combatir su soledad.
Quien, no teniendo dios, ni cielo, ni como consecuencia creencia alguna en premios o castigos que estimulen o inhiban su conducta, ha tenido que confiar en su propio criterio para elaborar una ética que le permitiera pasar por este mundo con una cierta elegancia y dignidad, aunque por diversas razones no le haya sido fácil. El resultado es este sumatorio de páginas, que quien lo escribió se resiste a llamar libro, sujeto a todas las críticas que gentes bienintencionadas quieran hacer, aunque por desgracia su autor no llegue nunca a conocer.